La fiebre por los cócteles, se
inició en Estados Unidos tras la implantación de la Ley Seca (1920-1933),
cuando las bebidas que sorteaban la prohibición sabían tan mal que se acababan
mezclando con zumos de frutas y azúcar para modificarles el sabor. Aquella
tendencia cruzó el Atlántico y se instaló en los mejores locales de las
ciudades europeas, para deleite de los más exquisitos paladares.
Casi un siglo después, el
concepto permanece, pero la coctelería se ha reinventado a sí misma. Con ese
afán innovador y experimental, nace en pleno centro de Londres, Reason &
Mankind, un espacio donde los tragos se
mastican, se muerden o se derriten en la boca. La barra del bar luce como un
sofisticado laboratorio en el que los tradicionales mezcladores y agitadores
dan paso al nitrógeno líquido, las jeringas y los termómetros. Los camareros
actúan como expertos alquimistas que experimentan con nuevos ingredientes como
el humo de canela o el zumo de pimienta incoloro para dar forma a sus pócimas.
Esta coctelería molecular, que
se acaba de inaugurar, se inspira y toma su nombre del poeta libertino
británico Lord Rochester, amante del gozo extravagante. Los camareros no
recitan teoremas filosóficos mientras sirven, sino que este espacio se pone en
marcha junto a la nueva discoteca Libertine, uno de los clubes más exclusivos
de la noche londinense. Para dar ese toque añadido decidieron crear un espacio
clandestino al que se accediera a través de una puerta secreta desde la nueva
discoteca. Con una capacidad para 50 personas, música jazz y proyección de
películas mudas de 1920. Unen tradición y clasicismo con un vanguardista menú
de cócteles con las últimas técnicas científicas como la solidificación y
gelatinización de líquidos o la creación de increíbles y luminosas espumas congeladas
en cócteles.
Además de un homenaje al paladar, también
constituye un auténtico espectáculo visual en el que a veces se disfruta más
contemplando al científico detrás de la barra buscando fórmulas mágicas que de
la propia bebida. Como ejemplo un cóctel a base de ron y Oporto del que emana
humo de cereza y que se prepara bajo un sombrero de copa.
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